Una de las mayores derrotas Españolas
Una guerra, un culpable y dos países.
449 muertos frente a 3240 muertos
1241 heridos frente a 2538 heridos
0 prisioneros frente a 7000 prisioneros
0 navios perdidos frente a 22 navios perdidos.
En total, 12778 vidas afectadas tras una batalla.
LA BATALLA DE TRAFALGAR
El mediodía del 21 de octubre de 1805, las aguas próximas al cabo de Trafalgar fueron escenario de la mayor, más dura y más decisiva batalla naval librada durante las guerras napoleónicas.
La batalla de Trafalgar, también conocida como el combate de Trafalgar, fue una batalla naval que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805, en el marco de la tercera coalición iniciada por Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia para intentar derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial y disolver la influencia militar francesa existente en Europa. La batalla de Trafalgar se produce frente a las costas del cabo de Trafalgar, en Los Caños de Meca, localidad del municipio gaditano de Barbate. Dicha batalla naval está considerada como una de las más importantes del siglo XIX, donde se enfrentaron los aliados Francia y España (al mando del vicealmirante francés Pierre Villeneuve, bajo cuyo mando estaba por parte española el teniente general del mar Federico Gravina) contra la armada británica al mando del vicealmirante Horatio Nelson, quien obtuvo la victoria.
En la actualidad, la céntrica plaza londinense de Trafalgar Square conmemora dicha victoria.
- La batalla
La flota británica, al mando de Horatio Nelson, atacó en forma de dos columnas paralelas en perpendicular a la línea formada por Villeneuve, lo que le permitió romper la línea de batalla enemiga y rodear a varios de los mayores buques enemigos con hasta cuatro o cinco de sus barcos. El "Royal Sovereign" de Collingwood fue el primer buque en llegar a las líneas de la flota aliada, estableciendo un encarnizado combate contra el "Santa Ana".
Una hora más tarde, el "Victory" rompió las líneas enemigas entre el "Bucentaure" y el "Redoutable", no sin haber sufrido severos daños durante su aproximación. En un día de vientos flojos, la flota combinada navegaba a sotavento, lo que también daba la ventaja a los británicos y, para colmo de desdichas, Villeneuve dio la orden de virar hacia el noreste para poner rumbo a Cádiz en cuanto tuvo constancia de la presencia de la flota británica.
El cuerpo español no estaba de acuerdo en esto. Al parecer, Churruca, mientras leía las señales con el anteojo, manifestó: «el almirante no sabe lo que hace, la flota está perdida». Villeneuve intentaba huir casi sin presentar batalla, cuando la flota combinada francoespañola era, en cuanto a navíos, superior a la británica.
a virada se realizó desordenadamente, ya que la virada en redondo con viento flojo tomó mucho tiempo a determinadas unidades muy pesadas y poco maniobreras. La línea de combate quedó deshecha y desaprovechada su mayor potencia de fuego. El ataque de Nelson desorganizó completamente la línea, consiguiendo la división de ésta en tres. Esto permitió a la escuadra de Nelson capturar a los barcos franceses y españoles, cortarles la retirada y batirles con artillería por proa y popa, los puntos más vulnerables de este tipo de embarcaciones. El combate empezó al mediodía, cuando un cañonazo de un navío de la retaguardia de la combinada disparó contra el Royal Sovereign que mandaba Cuthbert Collingwood.
Para colmo de despropósitos, la escuadra de vanguardia quedó aislada del combate y se alejó considerablemente del centro de la batalla aun a pesar de las explícitas órdenes generales que dictaban que «si un capitán no está en el fuego, diríjase al fuego».
El Bucentaure izó enseñas repetidamente para que la escuadra de vanguardia virase hacia el combate, orden que, inexplicablemente no fue atendida al momento por Dumanoir al mando de la agrupación. Algunos buques franceses y todos los españoles de esta escuadra viran hacia el fuego; sin embargo, Dumanoir, en un acto de cobardía, huye con su barco, el Formidable, junto a tres más: el Mont-Blanc, el Duguay-Trouin, y el Scipion.
Estos cuatro barcos huidos (todos franceses) fueron apresados por la flota británica doce días después de la batalla de Trafalgar, cuando intentaban ganar la costa francesa a la altura de cabo Ortegal. Posteriormente, Dumanoir manifestó no haber visto la orden del Almirante debido a la humareda reinante.
En el espacio de dos horas, la mayoría de los navíos más importantes de la flota franco-española, como el "Bucentaure", el "Santa Ana", el "Redoutable" y el "Santísima Trinidad" ya se habían rendido o ya no disparaban sus cañones. En este tiempo, Gravina había sido herido y más tarde encontraron la muerte Dionisio Alcalá Galiano, en el Bahama, y Cosme Damián Churruca, en el San Juan Nepomuceno. Los comandantes quedaban la mayoría heridos, así como sus segundos. Al poco de haber comenzado la batalla, Nelson había sido mortalmente herido durante el combate entre el "Victory" y el "Redoutable".Casi al final del propio combate (hacia las 6 pm.), el navío francés Achille, del capitán Deniéport, hizo explosión. El motivo fue que se incendió la santabárbara.
A las seis y media de la tarde finalizó el combate, quedando la flota franco-española aniquilada en todos los sentidos. Gravina, herido y dando la batalla por perdida ordenó a los pocos barcos que quedaban de la flota aliada retirarse a Cádiz. La mayoría de los barcos españoles y franceses que habían sido apresados por la flota británica fueron llevados a Gibraltar. Esa noche se desató una tormenta; algunos barcos no pudieron aguantar, como el Santísima Trinidad, que se hundió con los heridos; otros pudieron llegar a las costas del golfo de Cádiz.
Esta derrota no solo significó el fin del intento napoleónico de domino marítimo, sino también el alejamiento de España como potencia colonial y marítima, ya que tardaría varias décadas en recuperarse de este duro golpe.
Esta batalla dio a Inglaterra uno de los triunfos marítimos mas sonados del siglo XIX.
Produjo a España la derrota de su armada y lo mas granado de su oficialidad, proporcionando a Inglaterra el control absoluto del Antlántico.
Se ha de decir que España entró en esta batalla a causa de Napoleón, ya que Godoy era un títere en sus manos.
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